Pues el miércoles la vida me dio una bofetada para que de verdad abriese los ojos, me dejo comprobar demasiado cerca el inmenso dolos de una enfermedad.
Esa enfermedad que no tiene miramiento, que no diferencia entre ricos y pobres, entre niños y adultos, entre buena y mala gente. Ese maldito bicho que arrasa injustamente con vidas, bueno no con vidas, con familias sin tener piedad ni compasión.
He vivido de cerca la lucha incansable de unos padres, el coraje de un niño que ha peleado hasta el final luchando en una batalla demasiado dura para su corta edad y que para nuestro inmenso dolor no ha sido capaz de vencer.
No se muy bien que es lo que quiero trasmitiros en estas palabras, solo se que tenia la necesidad de contaros que desde ese momento me siento tan distinta, que el mayor sentimiento que he tenido en estas ultimas horas es de infinito amor a los míos y una desagradable sensación de miedo. Nunca olvidaré el inmenso dolor reflejado en el rostro de una familia a la que aprecio en el alma.
Quiero decirles desde aquí, que les queremos. que son un ejemplo para muchos y que como un buen amigo dice cada vida perdida con el cáncer es un estimulo para otras que salvaremos mañana.
Amparo, cariño mio, como tu sabes desde el miércoles hay una estrella mas en el firmamento, la mas brillante y bella.
